martes, 11 de enero de 2011

El Giro (Cesar De Andrés)

EL GIRO


Todo era muy confuso ... . La oscuridad se había hecho mas impenetrable y húmeda. la Profecía parecía haberse cumplido. Froth buscó algo que le indicase donde se encontraba, una referencia por pequeña que fuera.  Lo ocurrido parecía estar fuera de su alcance. Tras unos minutos de mudo pánico, aumentado  por el grito de mil gargantas a su alrededor, su mente comenzó la composición del rompecabezas  con las escasas  piezas de que disponía.

¿ Cómo pudo suceder ? ... vinieron a su mente antiguas leyendas contadas por los mas viejos; la Profecía  había formado parte de sus cuentos desde la infancia: "El mundo girará vertiginosamente, ...crujidos profundos y ensordecedores, ... entonces las coordenadas cambiarán ... el arriba no será mas ... la oscuridad se hará profunda ... y el giro parará para siempre... y entonces la luz cegará ...  comenzará la búsqueda";  estos míticos relatos comenzaban a asemejarse demasiado a lo que acababa de ocurrir.

Minutos antes Froth se encargaba como todos los días de su trabajo de almacenista. Eso hacia que  conociese muy bien todos los caminos de su complejo y algunos del nivel superior; el como jefe de decimotercer almacén tenía ese privilegio.

 De poco le servían ahora sus privilegios y conocimientos, las cosas ya no eran como antes aunque todo le parecía tétricamente familiar... todo parecía pero no era,...  al principio pensó que sería el efecto causado por la escasa luz que se  filtraba entre el polvo en suspensión, pero cuando consiguió  distinguir entre las  polvorientas brumas las señales, que ya no estaban como siempre en las paredes sino que se distribuían por suelo y techo, la frase  "el arriba no será mas"  le golpeó machaconamente la cabeza.

Pasados unos instantes, en los que su respiración sonó ronca y agitada,  se obligó  a reconstruir lo acaecido desde un principio, era necesario si quería orientarse y buscar una salida rápida a la situación:

 Estaba camino a su oficina ..., primero fue una vibración rápida, que le revolvió el estómago,  acompañada de un ensordecedor ruido. Casi inmediatamente un profundo olor a hidrocarburo y madera quemada llegó  hasta su experto olfato. Todos corrían gritando a su alrededor, soltando sus cargas y pertrechos. De pronto, durante unos instantes, la situación pareció normalizarse. El tiempo se detuvo  y nadie parecía respirar.

Fue entonces cuando pareció cumplirse la Profecía. Un lastimero aullido retumbó  en su mundo. Un viento huracanado, jamás visto, recorrió los conductos empujándolo todo con una fuerza irresistible.
Todo se revolvía en la colonia,  las pesadas cargas que con anterioridad laboriosos peones dirigían al almacén de su nivel, volaban ligeras, pero mortíferas cuando aplastaban contra las paredes a los inocentes trabajadores que se confundían con ellas en su vuelo incontrolado. El viento fue sustituido por una lenta pero inexorable y creciente inclinación del complejo. Froth que había conseguido salir indemne del chorro de aire plagado de proyectiles, comenzó a incorporarse cuando, perdido el  equilibrio, se lanzó contra la pared mas próxima en la búsqueda de un apoyo que su cabeza parecía no ubicar correctamente. Nuevos crujidos intermitentes y de desgarrador lamento,  llenaron el aire de la cavidad.
La inclinación aumento, su  velocidad se incrementó  en una progresión inimaginable, que hizo que Froth solo pudiese lanzar un mudo grito, abriendo su boca de manera inverosímil, mientras se apoyaba en la pared hasta el extremo de fundirse con ella.

El primer impacto , seguido de estruendosos gemidos, fue de tal magnitud que Froth rebotó de pared en pared. En seguida, una desconocida fuerza le volvió a elevar bruscamente hacia un lado, para inmediatamente caer como resorte a su posición anterior. Este proceso se repitió varias veces  ... no pudo evitar golpearse, en cada una de las ocasiones  en que su mundo osciló con bruscos lamentos de madera rota.

"El Giro" ... comenzó .  Froth resbalaba alrededor de paredes, suelos y techos al unísono con el rápido giro de su mundo. Aunque sólo duró unos segundos, a él, le parecieron décadas.

¿ Qué pasó ? se preguntaba una y otra vez mientras observaba, por su único ojo sano, las heridas de su cuerpo y escuchaba, entre punzantes dolores, los miles de lamentos que le llegaban desde todas las galerías.

Todo era muy confuso.... Tras unos breves instantes en los que pareció perderse en sí mismo,  Froth comenzó a avanzar retirando con rabia los escombros que le entorpecían el paso. Los que aun podían caminar, reconociendo su superior rango, empezaron a seguirle calladamente. Nadie preguntaba nada. Froth callaba. Sus pensamientos no estorbaban sus intentos por orientarse en el caos, no sabía porque, pero lo sabía ... de no encontrarse con nadie de mayor autoridad,  tendría él que dirigir a los que le seguían.

 La destrucción lo cubría todo, y Froth se dirigió,  impulsado por esa desconocida  fuerza,  hacia una apertura de cegadora luz ...todos le acompañaban sin protestar a pesar de lo molesto que resultaba soportar esa luminosidad.  Lentamente, pero sin pausa, comenzó el éxodo fuera de un mundo muerto, que hasta entonces había sido el único existente ... la búsqueda comenzaba.

En lo alto, un  musculoso hombre con una motosierra aun caliente en su mano derecha, se secaba el sudor que perlaba su frente, mientras observaba con indiferencia a una columna de blancas termitas emerger del árbol recién derribado, ... en lenta procesión.

César de Andrés
Noviembre gélido de 1996
México D.F., pero gachupa al fin.
Libros en Red

1 comentario:

  1. Terrible las vidas de las termitas. Casi como las nuestras. Un final chulo.

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