Dejé pasar el tiempo, como pasa la vida. Todo. Nada. Como en un sueño los objetos sólidos se hacen transparentes y mis manos los atraviesan, no hace frío ni calor, el universo no se expande, se encoge y lo hace de un modo evidente en mis vísceras, todo yo me encojo y siento que de repente el reloj de dios ha comenzado a andar al revés.
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